En la actualidad, las empresas asumen una responsabilidad amplia y diversa, más allá de solo tener funciones técnicas, comerciales, financieras, de seguridad, contables y administrativas. Hoy las compañías integran a su filosofía organizacional el impacto social, filantrópico, reputacional y medioambiental que pueden lograr a través de sus actividades empresariales, buscando convertirse en empresas socialmente responsables.
Según el Centro Mexicano para la Filantropía, la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) es una nueva forma de hacer negocios en la que la empresa gestiona sus operaciones de manera sustentable en los aspectos económico, social y ambiental, reconociendo los intereses de los distintos públicos con los que se relaciona y buscando la preservación del medio ambiente y la sustentabilidad de las generaciones futuras.
Cuando una organización decide adoptar la responsabilidad social empresarial, va más allá de sus funciones originales, buscando impactar positivamente la vida de las personas, tanto de sus colaboradores como de las comunidades externas. Esto se logra a través de programas que impulsan el bienestar, el desarrollo económico, la educación, la inclusión y el cuidado del medio ambiente, entre otras misiones.
Varios factores han contribuido al aumento de empresas socialmente responsables, como la globalización, el aceleramiento de la actividad económica, la conciencia ecológica, el desarrollo de nuevas tecnologías y la transformación digital. En la actualidad, conceptos como transparencia, ética, protección de derechos humanos, sustentabilidad, inclusión financiera, inclusión social y consumo responsable, son parte del vocabulario habitual en la cultura corporativa de muchas compañías e incluso se han convertido en sus prioridades.
Ser una empresa socialmente responsable conlleva numerosas ventajas:
- Mejora de la reputación: la empresa y sus directivos ganan relevancia en términos de imagen pública.
- Incremento y diversificación de la oferta de valor: la responsabilidad social aporta valor adicional a los productos y servicios ofrecidos.
- Atracción de confianza: los accionistas y potenciales inversores confían más en la empresa gracias a su compromiso social.
- Mejor posicionamiento: la compañía se destaca al comunicar sus acciones responsables tanto on-line como off-line.
- Compromiso de los colaboradores: se involucra a los empleados en prácticas de responsabilidad social, generando un mejor ambiente laboral y un sentido de pertenencia, además de elevar su compromiso social.
- Estimulación de la creatividad y la innovación: la responsabilidad social empresarial fomenta ideas novedosas, pues congrega diversidad de pensamientos y contribuye al desarrollo social.
- Ventaja competitiva: ser una empresa socialmente responsable otorga una ventaja sobre los competidores al diferenciar a la marca, generar lealtad de los clientes, atraer y retener talento, acceder a nuevas oportunidades de negocio, reducir riesgos y costos e impulsar la innovación y la creatividad. Estas ventajas estratégicas no solo mejoran la posición de la empresa en el mercado, sino que también contribuyen a su éxito a largo plazo al generar un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente.
- Ética empresarial: se priorizan los principios éticos para mejorar la transparencia y la coherencia en las acciones.
Estos principios de responsabilidad social también son aplicables en el sector de servicios financieros. Las instituciones financieras tradicionales y las que brindan servicios financieros mediante la tecnología, enfrentan el reto de operar bajo estrictos esquemas de regulación y vigilancia, lo que exige generar confianza y seguridad entre sus clientes. Para construir y mantener una sólida reputación de marca, los programas de responsabilidad social corporativa resultan vitales.
Aquellas instituciones financieras que logren impactar positivamente en la sociedad, ya sea a través de programas de orientación financiera, divulgación para sectores vulnerables o esquemas de inclusión, destacarán sobre el resto.